lunes, 2 de noviembre de 2009

Sopla inviernos.


El señor ha despertado esta mañana de buen humor.
Solo comió un jugo de naranja con su humeante cigarro cubano.
Ha decidido que hoy acontecerá un diluvio sobre el desierto más abandonado del mundo, que un cazador matará al último fénix de la tierra y que más al Sur del centro de la tierra la nieve aparezca en pleno verano.
Toma su fusil el famoso Winchester 56 y comienza a apuntar como todo un matalobos:
Un niño jugando en la calle, un viejo sexando con una hetera, una vieja cociendo recuerdos en forma de fotografías sobre su cuerpo debido a la locura que Bahal le causó, un escritor jugando a ser Dios y un motociclista son los que ha decidido cazar justo ahora.
Observa a un niño de rodillas pedir piedad a su raptor, a un perro callejero siendo sacrificado por un obeso come donas, a un violador desayunar sus huevos, a una chica completamente enamorada y a un viejo que recién paga sus próximas vacaciones.
Estos son cazados también.
Y entonces Él se carcajea como niño.
¿Qué más?-se pregunta.
Haré que un río se vuelva pantano y todos los que vayan se mueran.
Deja eso, no seas malévolo-le dice el caído.
Luces espantoso de nueva cuenta-Dice Él.
¿Qué más?
Hace mucho calor.-piensa-
Haré otra glaciación, estoy bronceado de más.-Hace.


II.-De la tradición espontánea.

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