miércoles, 10 de febrero de 2010

Hechos temibles 2...






"La gente puede ser mala de los modos menos pensados y se le puede salir de las manos un día"
Le dijo su madre al malvado niño, otra vez esta tarde había comenzado una bronca monumental en el colegio al grado que le habían tumbado los dos dientes de enfrente que tenía como ventanas a su alma negra.
Las palabras de la mujer no asustaron al chico, al contrario hicieron que su mente comenzara a trabajar, el niño tenía desde siempre una mirada obscura, algunas veces daba miedo a los que le rodeaban, el niño disfrutaba mucho de la cara de susto en la gente que no comprendía la razón por la que hacía tantas cosas tan malévolas.
Hace una semana mató a su mascota, un perico llamado Pericles con el que jugó al blanco con pelotas de frontón que usaba su papá los domingos; toda la casa quedó destrozada y el perico sanguinolento muerto ante la risa del niño que lo observaba en el piso de duela de madera cuando sus papás llegaron a casa con su obsequio de cumpleaños.
Entonces tras el regaño la mamá sentó al niño en la mesa de tareas y lo puso a hacer sus labores de arte:
"Palitos de madera y pegamento para que hagas tu tarea" le dijo al niño.
Entonces comenzó a ver las cosas con las que contaba, una idea maligna se sembró en su mente repentinamente y masculló una sonrisa de satisfacción, hizo manos a la obra:
uno tras otro iba dando forma a lo que jamás se creyó posible lograr.
Ahí tenía a un pequeño mounstruo de palitos de madera que lo veía con la misma mirada malévola con la que el niño le veía tan a menudo a su madre, entonces el pequeño engendro se puso de pie y comenzó a comerse el resto de los palitos de madera.
Cuanto terminó comenzó con una silla del comedor, con otra después, las comió todas.
el niño sonreía, pensaba que esa creación suya era muy divertida, jamás pensó de lo que era capaz.
El mounstruo de palitos de madera se comió la alacena, el comedor, los libreros con todo y libros, el niño trató de detenerle cuando se acercaba a su cuarto pero el mounstruo no tenía oídos para atenderlo.
Comía y comía hasta que hizo lo mismo con la casa entera con todo y niño...

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