martes, 18 de mayo de 2010
"El jefe"
Mucho se habla ultimamente de la desaparición del Señor, Jefe o "Don"; Diego Fernandez de Cevallos y esto luce para mí como resultado de una mala administración que obvia en personas que quieren parecer ajenas a la política -pero seguramente no lo son- que los intocables del gobierno de Calderón (recuerde a Mouriño)no son más que seres humanos suceptibles a la delincuencia que azota al país y a todos los que habitamos en cada rincón de la línea imaginaría geográfica.
Si bien es cierto que la justicia llamaría a que todos los casos de desaparición deben ser investigados, el circo armado por el extravío y posible (según) secuestro, del Ex senador del Partido Acción Nacional, es de dimensiones terribles, obviatorias y que resaltan la inequidad que prospera en el país desde hace más de un siglo ya.
Operativos militares, de la guardia nacional, de seguridad privada y las policías federal y de provincia han puesto manos a la obra para encontrar a como de lugar al Señor Diego Fernandez de Cevallos o al menos a lo que quede de él y las necesidades constantes de más de la mitad del pueblo mexicano han quedado rezagadas como es usual en nuestra sociedad.
No quisiera ahondar en el tema, pero desde mucho tiempo atrás una farsa ensalzada por los medios de comunicación, nos ha hecho que, a estos tumores que se enriquecen ilícitamente como postales de semidioses de la clase griega o romana (recuerde a los impunes emperadores que guiaron a estas grandes civilizaciones a su fin) y maltratan a gran parte del pueblo mexicano, denominados como clase política cuando se han visto afectados por la delincuencia y terminan en un fatidico desenlace son sepultados como héroes nacionales.
Y es entonces cuando entendemos el término de historia de bronce creado por muchas sociedades históricas en diversos países con la finalidad de crear la imagen de un habitante modelo que da la vida por la lucha social y propia de la cuna del país que le vio nacer.
No es que diga que me agrade que este señor haya desaparecido, ni me daría gusto saber que ha muerto, (que es lo que creo sinceramente) pero pienso; si aquellos que de niño me mostraron como héroes de independencia (muy ad hoc de el asunto del año del bicentenario)y revolución son en realidad las figuras y estandartes que pensé o fueron una clase apestosa, engreída y partidaria de la desigualdad como lo son en la actualidad los "héroes" que nuestros descendientes estudiarán en su clase de historia y verán a un Mouriño como un ejemplo de luchador social con ideologías anti criminales que fue alcanzado por gente que iba en contra del bienestar del país.
Ayer en la madrugada en Ecatepec el pueblo demostró de lo que es capaz, se salió del margen de justicia y con ello desafió y venció a la policía que quería salvar de la muerte a un delincuente atrapado por la sociedad que buscaba lincharlo.
Pero muy adentro, muchos mexicanos sentimos que si esto no pasa, que si el pueblo mexicano no funciona como una masa salvaje y no como una sociedad, que si el mexicano no actua con justicia por su propia mano, estos delincuentes menores irán a una universidad del crimen (veáse cualquier reclusorio) y saldrán de ahí en poco tiempo sabiendo atrocidades peores a las que realizaban antes cuando estaban en libertad. En Ecatepec el pueblo se levantó y desafió a la autoridad para imponer la Ley de Herodes y como resultado tenemos a un muerto y un comunicado del jefe de seguridad de Ecatepec que dice que el asunto se les salió de las manos.
Es cierto que la autoridad lo único que tiene en las manos es aire y dinero mal habido -producto del crimen organizado-, pero yo aseguro que cuando encuentren a los captores del señor Diego Fernandez de Cevallos, no saldrán jamás de cárcel y entonces ahí se hablará con indignación de lo que sucede en la sociedad a pesar de que esta clase de políticos no parecen ser ni de esta ni de otra sociedad, parecen salidos de una clase de cuentos de hadas que tienen todo y no les pasa nada, por lo que cuando tienen una dosis de la verdad que enfrenta el país en general, podemos ver que se mueve cielo mar y tierra en búsqueda de una justicia que ya nos gustaría a todos los mexicanos probar al menos una vez en la vida.
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