jueves, 19 de agosto de 2010

A menudo a la gente le resulta dificil decir no a las cosas, por eso tanta gente corre a la calle con cara de cárcel tan seguido, la vida diaria se ha vuelto un mundo de afirmaciones inciertas en contraste al pesimismo con el que el obrero común vive sus momentos de descanso.
Y no digo obrero señalando a las personas ni en acuse de hacer uso de los calificativos de los estratos sociales; no se crea, muchos trabajos de oficina se calificarían de obreriles también, inclusive que he tratado con periodistas, arquitectos, psicólogos y algunos profesionistas de distintos rubros más, podría decir que la situación en el país los orilla a actuar como obreros en busca del pan de cada día.
Hace unos minutos pensé en cómo mucha gente es incapaz de decir que no, quizá es ese mi problema y virtud más grande también; resulta que a mí se me facilita decirlo, algunos me acusarían de negativo o pesimista, otros de valiente, yo solo pienso que la composición de esa palabra es tan sencilla como bella. La "N" se pronuncia empujando la lengua contra el anverso de los dientes frontales superiores, fíjese un día de ocio, pocas consonantes usan este recurso al menos por un instante. Por tal motivo diría que la letra "N" es fina, aunque al mismo tiempo me remite a la fuerza-aunque claro-, sin abuso de ella.
La "O" es muy bonita también, si fuese una nota musical sería en alguna escala baja, me remite al ocaso, a la opacidad, al otoño (que es mi estación del año favorita), a la oquedad que queda en mí después de terminar una taza de café o de té, a la sonrisa que algunas veces carece de la carcajada. A la tristeza que renuente se resiste a soltar una lágrima en el momento indicado, al júbilo que algunas veces me invade cuando estoy completamente solo y en silencio. A mi creencia de que todo está formado por ciclos (o).
A los opúsculos que solía hacer cuando era más pequeño.
Por eso la palabra "no" me parece simpática, no me remite a la negatividad ni a algún fracaso, creo que todos deberíamos aprender a decirla más a menudo.
Me pregunto cuántas veces habré omitido decirla por miedo a la reacción.
Yo hoy dije no y me siento orgulloso de ello, quizá si usted lee mis textos anteriores no se encontrará con uno quizá tan vago como este, pero definitivamente creo importante contarle sobre mi experiencia con la palabra, desde siempre me gustó, pero hasta este momento me di cuenta que usada correctamente puede ser más positiva inclusive que una afirmación.
Sin más comentarios me despido y espero que usted tenga una buena mañana, tarde o noche (según sea el caso de su atenta lectura).

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